Las investigaciones de accidentes siempre suelen apuntar inicialmente a que las causas inmediatas fueron producto de algo que alguien hizo o dejo de hacer, siempre se piensa en la participación “responsable” de las personas involucradas. Existen estadísticas que señalan que entre el 80 y 95 % de los accidentes son causados por prácticas inseguras o subestándar, lo que a su vez se traduce en “error humano”
Como la mayoría de los accidentes y las pérdidas inevitablemente involucran los resultados de las acciones humanas, es razonable asumir que el error humano es un factor en cada accidente y pérdida. No obstante, actualmente existen métodos y técnicas que permiten cuantificar el “error humano” y clasificarlo, todo esto con el objeto de entender mejor la ocurrencia del mismo.
Por otro lado, existen otras corrientes como la introducida por el doctor Edward Deming, el mentor en calidad y productividad de los japoneses, quien planteó la teoría del error humano como un mito, clasificándolo como un componente de la multicausalidad de los accidentes: no es el error solo, son muchas las causas y las personas que intervienen en un accidente, y por lo tanto la gerencia debe mantener sus esfuerzos en la prevención de los accidentes, basada en análisis de riesgos de trabajo y la aplicación de las recomendaciones surgidas de la investigación de los accidentes.
Sin embargo, si bien es cierto que la mayoría de los accidentes son multicausales, también es cierto que el factor personal tiene un peso importante en la ocurrencia de los mismos. Todos los sistemas de gerenciamiento del riesgo deben estar enfocados en la prevención y deben contemplar desde el diseño seguro, hasta los análisis de riesgo y el planteamiento de medidas que ayuden a controlarlo, pero son las personas las que permanentemente están expuestas al riesgo y las que en un momento determinado deben seguir procedimientos establecidos, las empresas deben enfocarse en que las personas que laboran estén conscientes del riesgo al que están expuestos y desarrollarles las competencias para el trabajo que realice. En otras palabras, no solo basta con tener los mejores sistemas, equipos, procesos y herramientas, es necesario capacitar al personal para que todo funcione de manera engranada y se logre la prevención de accidentes.
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